domingo, 24 de junio de 2012


El Gaviero


Derecho a Votar ó ¿Deber de Sufragar?



Por Omar Williams López Ovalle



Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos. Tiene el derecho de acceso a las funciones públicas. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones por voto secreto.

Articulo 21 Declaración Universal de los Derechos Humanos


Después de 90 días de intensas campañas y otros tantos de precampañas, ahora los electores se enfrentan al ejercicio de uno de sus derechos fundamentales más trascedentes para la vida pública de las y los ciudadanos: la elección de sus autoridades.

¿Qué está en juego el próximo domingo 1 de julio? Más allá de las posiciones políticas, lo que está en juego es el futuro de nuestro país y de sus habitantes; está de por medio la toma de decisiones de gran trascendencia, no solo las determinaciones en lo relativo al corto plazo sino que nos jugamos el proyecto de Nación.

Desde la perspectiva de los derechos humanos, el proceso electoral es el mecanismo que el Estado ha generado para asegurar la posibilidad de que millones de mexicanos puedan ejercer su derecho a elegir a sus autoridades bajo esquemas perfectamente convenidos como es el ejercicio del voto en secreto y a que la voluntad popular expresada en las urnas sea respetada.

Pero voy más allá. ¿Hasta qué punto el derecho a sufragar se puede transformar estrictamente en un derecho a una obligación? Desde una perspectiva jurídica,

hay muchos ensayos y todos ellos coinciden en que el derecho a votar no puede convertirse en una obligación.

Desde una perspectiva cívica y ética, el derecho a votar puede convertirse en una obligación de participar en los comicios expresando en las urnas nuestra voluntad para que tal o cual candidata o candidato, gane las elecciones.

A todo derecho humano corresponde una obligación ciudadana para que la convivencia entre la sociedad sea cada vez más armónica. Transitamos ya de una sociedad en la que se implantan los derechos humanos a una sociedad en la que comienza a hilar, uno a uno, el derecho y el deber; a cada derecho un deber.

De esta forma, el derecho a votar conlleva necesariamente el deber de ejercer libremente ese derecho mediante la acción de sufragar. Incluso, el llamado que hacen las autoridades para participar en los comicios como funcionarios de casillas, etcétera, constituye también una obligación de carácter moral, incluso jurídica, para tomar parte, so pena de castigos perfectamente determinados en el Código Federal de Procedimientos Electorales.

Por todo lo anterior, solo me resta recordarles la importancia y trascendencia de acudir a votar el próximo domingo y elegir, en entera libertad, por aquellas candidatas o candidatos que más les inspire otorgarles su confianza para gobernar a México en los siguientes años.

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