El
Gaviero
El
Dolor de ser Grande
(15
de junio Día Mundial de Toma de Conciencia de Abuso y Maltrato en la Vejez)
Por Omar Williams López Ovalle
Se
estima que para el año 2025, la población mundial de más de 60 años de edad
alcanzará una sexta parte, es decir, uno de cada seis habitantes del planeta,
será adulto mayor. Además de los retos que implica atender a la población
senecta, en rubros como seguridad social, salud, bienestar, calidad de vida,
por señalar solo algunos aspectos, los adultos mayores enfrentan una triste
realidad como lo es el maltrato y violación sistemática a sus derechos.
El
maltrato de las personas de edad puede llevar a graves lesiones físicas y tener
consecuencias psicológicas a largo plazo. Los malos tratos a las personas de
edad avanzada es el resultado de factores económicos, culturales, educativos,
principalmente y a la ausencia de políticas públicas orientadas a generar
condiciones favorables a su condición de ancianos.
El
grupo de personas de la tercera edad es, con mucha frecuencia, víctima de
discriminación en todos los terrenos, misma que se hace grave ante la situación
de vulnerabilidad del grupo. Muchos ancianos y ancianas subsisten en una
situación económica difícil, pues las pensiones de jubilación que reciben son
insuficientes para darles un buen nivel de vida. Además, se les niegan
servicios de salud, se les dificulta el acceso al empleo y, en caso de
obtenerlo, se les da una remuneración desigual.
Los gobiernos en el mundo muestran una
real preocupación por este fenómeno de envejecimiento poblacional y muestra de
ello es la convencionalidad de los derechos humanos de los que las personas
senectas son propietarios.
La llamada Tercera Edad es la etapa de la vida que
se inicia entre los 60 y los 65 años.
Todas las personas que han alcanzado esta edad tienen los mismos derechos que
los demás, pero frecuentemente requieren de condiciones de carácter especial
que les permitan vivir con decoro y bienestar, de preferencia en el ámbito
familiar.
En
ese sentido, las personas de la tercera edad tienen derecho a la seguridad
social que le garantice el derecho humano a la protección de la salud, la
asistencia médica, y los servicios necesarios para su bienestar, así como el
otorgamiento de una pensión, previo cumplimiento de sus requisitos legales para
su disfrute. Las personas de la Tercera Edad tienen derecho a recibir estas
prestaciones en las instituciones en las cuales se encuentran incorporados.
Cuando
la población cuenta con la cobertura de seguridad social más allá de los 60
años, se puede advertir cierto nivel de calidad de vida, pero cuando los
adultos mayores no tienen acceso a este beneficio y a este derecho, entonces su
calidad de vida es desastrosa.
Se
estima que en México apenas una tercera parte de la población de mayores de 60
años tiene seguridad social, el resto no cuenta con ella y enfrenta serios
retos para atender sus necesidades básicas como los servicios de salud.
Nuestro
sistema para el retiro es un sistema que en los últimos 20 años ha probado su
ineficacia porque quienes cuentan con este esquema, no han logrado ver
superadas sus deficiencias económicas, por ejemplo, porque los rendimientos
prometidos simplemente no existen y en gran medida las administradoras se han
nutrido de una parte sustancial de esos rendimientos, dejando en el desamparo a
nuestras viejitas y nuestros viejitos.
Ahora
que nuestros candidata y candidatos están ofreciendo mucho, deberían tomarse
muy en serio las propuestas que hacen para la población senecta y afianzar muy
bien la estructuras del país para que soporten la atención de una población
adulta mayor creciente y asegurarnos una mejor calidad de vida cuando estemos
llegando al atardecer de nuestras vidas.
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