viernes, 9 de agosto de 2013

El Gaviero


Sociedades Indignas


Por Omar Williams López Ovalle


La más reciente medición de la pobreza realizada por el CONEVAL y divulgada la semana pasada, es en sí misma una fuerte bofetada a quienes en sus manos han tenido las decisiones y las acciones de las últimas décadas para satisfacer las necesidades más básicas de los mexicanos.
En un esfuerzo metodológico con explicaciones densamente técnicas, el gobierno nos dice que somos un país cuya mitad de la población es pobre: 53.3 millones de mexicanos (45.4 % de la población) mientras que el unos 22.4 millones (19 %) reúnen los requisitos para considerarlos no pobres ni vulnerables, quizás como ricos, pero ¿qué pasa con el resto de los mexicanos que el CONEVAL no los contabiliza como pobres ni como ricos? Estamos hablando de unos 41.3 millones de mexicanos (35.6 %).
Julio Voltvinik, Profesor investigador del Centro de Estudios Sociales del Colegio de México y especialista en el tema de la pobreza, explica qué pasa realmente con el resto de los mexicanos que son escondidos entre las estadísticas y los eufemismos oficiales. En sus conclusiones simple y sencillamente detecta que también son pobres.
Su análisis y metodología, avalada por prestigiados académicos y escuelas internacionales, revela que en nuestro país existen en realidad 94.1 millones de pobres y no solamente los 53.3 millones que nos quieren vender.
En su análisis, el especialista del Colegio de México establece una serie de criterios en paralelo a la medición oficial pero incluye elementos e interpretaciones más objetivas, despojadas del interés por el ocultamiento de la verdad, y obtiene por resultado que en realidad nuestro país es un país de pobres, olvidados de la justicia social y de cualquier otro ideal y postulado político que ha movido a nuestro país en los últimos decenios.
México, dice Julio Voltvinik, es un país del 80/20; un ochenta por ciento de su población que vive en la pobreza y un 20 por ciento con acceso a un nivel de vida digna y con satisfactores o lujos que son inalcanzables para la enorme mayoría de la población.
Pero ¿qué está pasando en nuestro país que, a pesar de poseer mucha riqueza natural, con acceso al mercado más grande del mundo como lo es el de Estados Unidos, de contar con una basta extensión de litorales y una diversidad de climas que hacen posible, potencialmente posible la explotación en prácticamente cualquier campo de la productividad?
¿Qué pasa en México que no ha sido posible que tras su Revolución, hace más de 100 años, la enorme mayoría de su población esté sumida en la pobreza y que amplias regiones del país prevalezcan las mismas condiciones de miseria que había en la época de la Revolución?
Sin duda la inequitativa distribución de la riqueza, los pésimos gobiernos y un sentido descorazonado de la política, alejado de un sentimiento nacional, han contribuido a forjar una sociedad indigna como la que hoy priva en los mexicanos.

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