viernes, 20 de mayo de 2011

Derechos Humanos y Empresa: Declaración de Edimburgo

El Gaviero
Derechos Humanos y Empresa: Declaración de Edimburgo

Omar Williams López Ovalle

El binomio  derechos humanos y empresa comienza a amalgamarse con mayor consistencia considerando a la empresa  como la unidad social desde la que deberá en adelante ser factor determinante para el respeto a los derechos de las personas.

El más claro ejemplo está plasmado en la Declaración de Edimburgo establecida apenas el año pasado en la que fueron  analizados con  detalle los factores y efectos que las empresas tienen en el respeto a los derechos humanos.

La 10ª Conferencia Internacional del Comité Internacional de Coordinación de las Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección de los Derechos Humanos abordó el tema Empresas y derechos humanos, el papel de las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (INDH).
Cabe destacar que la Conferencia puso en relieve que:

“ Reconociendo que las actividades empresariales pueden tener repercusiones sobre los derechos humanos. Las actividades empresariales nacionales y transnacionales pueden vulnerar los derechos humanos. En algunas regiones, los modelos inadecuados de privatización han impedido la realización de los derechos humanos. Sin embargo, la explotación responsable de la empresa y la reglamentación eficaz también pueden contribuir a promover el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos.”

Por aparte, Amnistía Internacional pide además a las empresas que hagan del respeto de los derechos humanos un componente integrante de sus operaciones empresariales, incluso en sus tratos con otras empresas, socios, asociados, filiales, proveedores y autoridades gubernamentales.

El lugar central de la preocupación de Amnistía Internacional lo ocupan las personas cuyos derechos humanos pueden verse amenazados por la acción o la inacción de los agentes económicos.

La organización lucha por aportar su voz al debate, con la esperanza de que se busquen soluciones significativas y duraderas firmemente arraigadas en la experiencia real de quienes sufren abusos contra los derechos humanos cometidos por empresas.

Pero, por qué trabaja Amnistía Internacional en el tema. Más de 7 mil  personas murieron por una fuga de gas tóxico de una planta química de Union Carbide en Bhopal, India, en 1984, y otras 15.000 murieron en los años siguientes.

Unas 100.000 personas siguen sufriendo enfermedades crónicas y debilitantes causadas por la fuga de gas. Las reservas de material tóxico quedaron en la fábrica abandonada, y ni la empresa ni el gobierno indio, hasta el día de hoy, han limpiado el lugar para impedir más contaminación.

Pese al devastador impacto que ha tenido sobre la vida de la gente, nadie ha rendido cuentas de la fuga de gas ni de la contaminación que provocó.

La ausencia de sistemas efectivos de regulación y rendición de cuentas ha hecho que los procesos judiciales se alarguen y que las empresas y sus dirigentes sigan eludiendo la responsabilidad por los miles de muertes, los problemas de salud generalizados y los daños, que aún perduran, a los medios de sustento. Sin opciones nacionales o supranacionales efectivas, más de dos decenios después quienes sobrevivieron a Bhopal siguen esperando a que se haga realmente justicia.

A menos que se establezca, tanto en el ámbito nacional como en el transfronterizo, una normativa efectiva sobre el impacto de las empresas en los derechos humanos, y que se ponga en pie un sistema que garantice la rendición de cuentas por los abusos contra los derechos humanos y permita a las víctimas un acceso efectivo a la justicia, las graves injusticias contempladas en Bhopal y en otros lugares seguirán ocurriendo.
El tema ahora es propiciar una cultura del respeto de los derechos humanos, además de en la casa, escuela, calle, ahora desde las empresas.

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