miércoles, 18 de mayo de 2011

Ferrajoli en México

Gaviero
Ferrajoli en México


Omar Williams López Ovalle

Señala un proverbio chino, “Ojala y vivas en tiempos interesantes”, la vida ordinaria de este país, se nos presenta en la actualidad con una serie de fenómenos sociales por demás extraordinarios que le dan plena vigencia a este proverbio, uno de ellos y del que se habla a diario, es el fenómeno de la seguridad y la violencia, para tratar de explicarla se utilizan argumentos de todo tipo, por un lado la versión oficial de una guerra contra el narcotráfico, por el otro sus críticos, hablan de una estrategia mal diseñada, y en ese devenir de argumentos, el ciudadano de a pie se encuentra muchas de las veces confundido, por no decir a oscuras.

En días recientes, uno de los teóricos más brillantes de Italia ha visitado nuestro país, para reflexionar sobre lo que pasa en México, compartió sus charlas gracias al Instituto Nacional de Ciencias Penales, Carmen Aristegui lo entrevistó, por la importancia de sus argumentos, es que me atrevo estimado lector, a compartir con usted una síntesis de sus argumentos, advierto además que si usted no está de acuerdo con el resumen de las ideas que le presento, el material de las entrevistas se encuentra en yuotube –que maravilla de la tecnología-.

Para Luigi Ferrajoli, declarar la guerra al narcotráfico o a la delincuencia organizada es una contradicción a la naturaleza misma del estado de derecho, que no conoce enemigos sino ciudadanos, pues el estado nació como instrumento de paz. Hablar de guerra es debilitar al estado y resulta contraproducente porque la fuerza del derecho consiste sobre todo en su asimetría con la violencia, es decir, que el derecho es tanto más eficaz cuanto más diferente es de la violencia criminal.  La idea de la guerra, de la guerra del estado contra sus ciudadanos, significa elevar a los criminales a nivel del estado, ponerlo al mismo nivel del enemigo, por tanto significa bajar al estado a nivel de criminales o peor, elevar a los criminales a nivel del estado, solamente el derecho penal permite tratar de concebir los criminales como delincuentes.

El buscar legitimidad política al utilizar la palabra guerra, es una utilización demagógica del problema, una demagogia muy coyuntural,  porque se basa sobre el miedo, y la experiencia concreta de mostrar la fuerza del ejército, inunda la policía, que no debe usar la fuerza, sino la capacidad de investigación, investigaciones sobre complicidades y recordar que el ejército no es instruido para funciones de policía; puede producir la lógica de la guerra que es contraria a la lógica de la convivencia, por lo que se debe utilizar el derecho penal, antítesis de la guerra,  porque tiene la capacidad de pacificar, tanto cuanto utiliza las formas del derecho, la forma de la persona, la garantía procesal para comprobar la verdad, esto es la fuerza del derecho, en otro caso tendremos solamente el peligro de una regresión al estado de naturaleza.

Aristegui, le pregunta a Luigi Ferrajoli, “En México como usted sabe llevamos varios años donde se ha optando por lo que no debe optarse que es la militarización en el combate al narcotráfico, con eso, también hay un problema que tiene que ver con la justicia, cuando en un país como México  los crímenes cometidos por los militares en contra de civiles se procesan en tribunales militares hay algo que no esta funcionando, incluso hay recientemente sentencias en contra del estado mexicano por dos casos, el caso Radilla y el caso Campo Algodonero donde le exigen al estado mexicano que modifique ese asunto, qué piensa un jurista como usted al respecto”. 

La respuesta,  es que la idea de un fuero especial, contrasta con el principio de igualdad; los funcionarios públicos más que los otros, son sometidos a la ley y resulta una contradicción que propone la idea de un privilegio, de una  tendencia a la impunidad, yo creo que por frontalidad a la criminalidad es necesario un sistema de garantía que incluya también garantías ornamentales, es decir, la independencia de los jueces, de los ministerios públicos y también de la policía, independencia del poder político, estas son sus funciones de garantía que solamente poderes independientes pueden indagar las conclusiones en forma de corrupción entre criminalidad organizada y poderes federales, se  puede ejercer también una función preventiva sin que dependa de la posibilidad de ser sometido a la ley y al proceso, ello tiene por sí mismo una eficacia preventiva contra la corrupción contra el narcotráfico.

Dos cuestiones que se tienen que hacer con los bienes ilícitos: las drogas y las armas. Después de tantos años de fracaso de la legislación prohibicionista en materia de droga, debería ser claro que esta legislación ha tenido solamente el efecto de consignar al monopolio criminal el tráfico incluso de la droga. El único efecto de esta política ha sido alimentar la gran familiaridad del narcotráfico con la pequeña criminalidad subalterna de los pobres que son reclutados por estas organizaciones, los únicos beneficiarios de esta legislación son las grandes organizaciones criminales, cuya actividad de expansión es conectada estrictamente a esta legislación totalmente irracional. Yo creo que se debería legalizar las drogas, quitar al monopolio criminal el tema de las drogas, legalizar con control médico, naturalmente con mucha cautela, sin embargo yo creo  que el fracaso de muchos años debería dejar en claro a todos que esta es una política completamente irracional.

Todo  lo contrario con las armas, las armas deberían ser prohibidas, su producción, su comercio,  su detención, la preventa de las armas en el territorio es siempre insignia de un no cumplido proceso de civilización, se pasa del estado de la naturaleza al estado civil con el desarme de los ciudadanos y creo que la disponibilidad y acceso a las armas es la razón de la gran criminalidad, de la pequeña de las guerras naturalmente, es significativo el confronto de la criminalidad.  En Italia tenemos mafias, en Italia sobre 60 millones de personas se dan 600 homicidios, también en Europa la respuesta es la uno por cada 100 mil habitantes, en México, en EU, en Brasil en América tienen una gran numero de homicidios 10 veces más que esto,  yo creo que la lucha debería plantearse sobre estas aspectos y la única explicación de esta irracionalidad son los intereses de los fabricantes.

Despenalizar el consumo y legalizar las drogas, y la prohibición de las armas.
Despenalizar las drogas en el sentido de que el acceso a las drogas debería ser con formas legales ordinarias, con control médico naturalmente, esto con el tiempo  produciría una reducción en el consumo, pues dicen que en los tiempos brevísimos se produciría  un aumento. La presión al mercado ilegal entre los jóvenes, en Italia  por ejemplo, está con la distribución gratuita a fuera de las escuelas de las drogas, este interés, esta presión del mercado ilegal con la legalización no podría existir de forma natural, es un paso que todos los criminalistas concuerdan debe darse.

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