(Día Mundial para la Prevención del Suicidio; 10 de Septiembre)
Por Omar Williams López Ovalle
Caracterizado como uno de los graves problemas del siglo 21, el suicidio es hoy una preocupación mundial por el alto índice de autoinmolaciones que diariamente suceden en todo el mundo. Naciones Unidas da cuenta de 3 mil suicidios por día y el fenómeno va en aumento.
Desde el 2007, se estableció la fecha 10 de septiembre como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y desde entonces, gobiernos de muchas naciones hacen verdaderos esfuerzos para tratar de contener esta ola de auto sacrificios que parece no tener fin.
Este año en Aguascalientes, el problema se ha agudizado ya que al momento de redactar esta entrega, la estadística daba cuenta del suicidio número 70, un hombre decidió quitarse la vida en el Rio San Pedro.
El Día Mundial para la Prevención del Suicidio busca despertar las conciencias en la sociedad y subrayar que se suicidan personas de todas las edades, y que las medidas que se adopten para prevenir los suicidios en el marco de las respuestas nacionales tienen que atender a las necesidades de distintos grupos de edades.
El Día Mundial para la Prevención del Suicidio ofrece a las poblaciones del mundo la ocasión de unirse en el empeño común de velar por que los suicidios se prevengan, las personas afectadas por enfermedades mentales reciban un tratamiento adecuado, las personas que cometen intentos de suicido reciban atención comunitaria y un seguimiento estrecho, se restrinja el acceso a los métodos comunes de suicidarse, y por que los medios de información actúan con más mesura al notificar los suicidios.
Un promedio de casi 3000 personas se suicidan cada día. Cada 30 segundos, la pérdida de una persona que se mata a sí misma destroza la vida de su familia y sus amigos. Por cada persona que logra suicidarse, 20 o más lo intentan. El impacto emocional de los suicidios o los intentos de suicidio para la familia y los amigos puede durar muchos años.
Quizás la parte más atroz de un suicidio es que, todos pudieron haberse evitado de haber contado con una atención médica adecuada y oportuna.
En ese sentido, cada vez se tiene más conciencia de que el suicidio constituye un importante problema de salud pública, aunque en muchas sociedades sigue siendo tabú hablar abiertamente de la cuestión. Durante los últimos 50 años, las tasas mundiales de suicidio han aumentado un 60 por ciento, y el incremento ha sido particularmente notable en los países en desarrollo. Los suicidios notificados suponen ya una de las tres principales causas de muerte entre jóvenes de 15 a 34 años, pero la mayoría de los suicidios se registran entre los adultos y las personas mayores (60 años o más).
Aguascalientes está emplazado a fortalecer sus políticas de salud pública en este doloroso tema, y disminuir drásticamente el número de suicidios que comienza a generar alarma en la sociedad.
La información disponible sobre las estadísticas del suicidio habla que desde en el año 2000 ocurrieron 30 suicidios; en el 2001 46; en el 2002, 44; en el 2003 y 2004, 64 por cada uno; en el 2005 fueron 58; en el 2006, 62; en el 2007, 54; en el 2008, 42; en el 2009, 62; en el 2010 un total de 57 y de enero a antes de finalizar agosto del 2011, la suma alcanza ya los 70 casos.
Ante este de por si dramático escenario, el discurso de la falta de recursos no será válido ni tampoco creíble, lo que hace falta entonces es una dedicación especial de la sociedad para atender este problema. Aguascalientes cuenta con expertos en el tema; tenemos al INEGI, a las mejores universidades del país, a profesionistas excelentemente bien preparados para abordar el problema, entonces, ¿por qué no hacemos algo pronto y devolvemos la salud mental a nuestros enfermos, antes de que, en este juego de naipes que parece ser la vida, alguien más saque el As de Lágrimas?
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