El Gaviero
El Código del Silencio
Por Omar Williams López Ovalle
La Comisión Nacional de Derechos Humanos destinó esta semana un apartado especial para referirse al incremento de casos de maltrato escolar, conocido ampliamente como Bullying.
Quizás uno de los aspectos más relevantes, además de los graves efectos del fenómeno mismo, es que, lamentablemente no existen mediciones ni indicadores precisos que revelen con exactitud el desempeño de este fenómeno de violencia que afecta a estudiantes de nivel primaria y secundaria en México.
No obstante, la CNDH considera que para abatir el fenómeno de acoso escolar se requiere eliminar de la convivencia diaria actitudes de discriminación entre los integrantes de la comunidad educativa.
El género, la apariencia física, forma de vestir o hablar, orientación sexual, lugar de procedencia y preferencia religiosa pueden dar origen a manifestaciones ofensivas entre estudiantes, incluso propiciar la violencia de profesores hacia estudiantes. Casos los hemos tratado varias veces en Aguascalientes.
Frente a esta situación, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha puesto en marcha estrategias que tienen como finalidad promover la tolerancia en las escuelas. Tan sólo el año pasado, el Programa Nacional para Abatir y Eliminar la Violencia Escolar, instrumentado por la Comisión, distribuyó más de 100 mil trípticos, folletos y carteles sobre los diferentes tipos de agresión y cómo evitarlos. Asistieron tres mil 409 personas a las conferencias y cursos de capacitación organizadas en primarias y secundarias donde se habló sobre la importancia de respetar el derecho fundamental de la niñez a crecer en un ambiente libre de violencia y rechazo.
Para el caso de Aguascalientes, en un esfuerzo interinstitucional, se iniciaron esfuerzos serios orientados a atender esta problemática de tal forma que, tan solo la atención de menores en escuelas con el tema de la violencia, fueron capacitados más de 2 mil estudiantes de educación básica en el estado, sobre todo en aquellos planteles a los que fueron reportados con la mayor incidencia de maltrato escolar.
La CNDH hizo hincapié en la necesidad de fomentar en el hogar y el aula la igualdad de género, la aceptación de la diversidad y la solución pacífica de conflictos a través del diálogo. Algunos de los materiales que son distribuidos contienen información sobre los deberes que tienen los menores, como estudiar, obedecer a sus padres, a sus maestros y ayudar en las labores domésticas.
El fenómeno es muy complejo, ni los receptores ni los generadores de violencia y mucho menos quienes la atestiguan se atreven a expresar lo que pasa: “nadie lo dice porque tienen miedo a represalias” configurándose así lo que los estudiosos de este problema llaman el código del silencio.
Sin embargo, existen diversos factores que revelan si una persona es víctima de bullying, como desinterés por la escuela, bajo rendimiento, marcas de golpes, materiales escolares rotos, objetos perdidos y dificultad para dormir.
Cuando se llega a romper ese código de silencio, muchos no encuentran respuesta a su problemática, porque los padres o no saben qué hacer o ven como normal que su hijo enfrente violencia por sus iguales y prefieren esperar a que con el tiempo se resuelva.
El peligro que corren los niños ante la indiferencia de los padres y los maestros es que pueden tener tal afectación sicológica que llegan a presentar cuadros depresivos que los llevan al intento de suicidio. Algo que siempre está presente es que quienes reciben este tipo de violencia psicoemocional o física, amedrentamiento, exclusión o indiferencia es la depresión, lo que afecta el rendimiento escolar e incluso ha sido la causa de numerosas deserciones.
Cuando la violencia es mayor, muchos padres de familia optan por cambiar de escuela a sus hijos pero desafortunadamente otros menores no corren con la misma suerte sino que los dan de baja definitiva al no encontrar una solución.
En otros casos los padres presentan denuncias judiciales contra los agresores y los maestros ejerciendo legítimamente los recursos a su alcance para enfrentar este tipo de violencia.
Como puede advertirse, este complejo problema recrudecido en los últimos dos años, presenta aristas y retos difíciles de abordar, pero solo enfrentándolo como hasta ahora lo hemos hecho en Aguascalientes, es como los niveles de maltrato escolar podrán reducirse.
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