martes, 17 de abril de 2012


El Gaviero
Día Mundial del Libro

Por Omar Williams López Ovalle

El 23 de abril se conmemora en todo el mundo el Día del Libro y del Derecho de Autor y sin duda será un día simbólico para la literatura mundial justo cuando la industria editorial atraviesa por una de sus más agudas crisis, no solo por la recudida disponibilidad de papel, sino por el vertiginoso avance de la era digital y de las telecomunicaciones que impone nuevos modelos y esquemas de acceso a la literatura.

No obstante en esta ocasión quiero compartir un aspecto que es de toral importancia cuando hablamos de libros y se refiere justamente al lugar que ocupa México en el mundo en cuanto a la lectura de libros.

De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los resultados de la Prueba PISA revelaron que México ocupa la posición 48 de 65 países evaluados en cuanto a su capacidad lectora; con un promedio de 425 puntos en dicho rubro, el país se encuentra muy por debajo de la media para naciones de la organización, la cual es de 493 puntos, una problemática que impera en prácticamente  toda América Latina.

Esta posición coloca a nuestro país en una situación bastante complicada, ya que el problema por el que los mexicanos no leemos o leemos muy poco, nada tiene que ver con la disponibilidad de títulos literarios, bibliotecas o conectividad a Internet, por ese lado prácticamente nuestro país cuenta con un adecuado nivel en la disponibilidad de libros.

El problema está más orientado a la falta de hábitos de lectura porque desde pequeños, la cultura en la que estamos inmersos no incluye la lectura de libros y por el contrario, los padres desincentivan a sus hijos a leer desde el momento en que, equivocadamente, los padres emplean la lectura como una forma de castigo o correctivo ante la inadecuada conducta.

De esta forma tenemos que, de acuerdo con la UNESCO, en México se leen en promedio 0.5 libros por año, mientras que países como Suecia, Finlandia y Noruega, en donde se leen más de 60 títulos promedio.  En América Latina, el país que más libros se leen es Argentina en donde se leen en promedio 35 libros seguido de Chile con 5.4 libros.

Esta abismal diferencia sobre el número de libros que se leen por año nos lleva a hacer varias reflexiones como el hecho de que la Conferencia General de la UNESCO, celebrada en París en 1995, decidiera rendir un homenaje universal a los libros y autores los días 23 de abril de cada año, alentando a todos, y en particular a los jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y a valorar las irremplazables contribuciones de aquellos quienes han impulsado el progreso social y cultural de la humanidad.

El éxito de esta iniciativa depende fundamentalmente del apoyo que reciba de los medios interesados (autores, editores, libreros, educadores y bibliotecarios, entidades públicas y privadas, organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación), movilizados en cada país por conducto de las Comisiones Nacionales para la UNESCO, las asociaciones, los centros y clubes UNESCO, las redes de escuelas y bibliotecas asociadas y cuantos se sientan motivados para participar en esta fiesta mundial.

Más allá de las fallas estructurales que tiene el sistema educativo en México, la chatarrización intelectual que ha fomentado el desproporcionado crecimiento de la televisión, ha alejado a los niños y jóvenes de la lectura, adoctrinándolos en una dinámica enajenante que no deja espacio ni interés para que los televidentes dejen un momento el monitor y disfruten de un buen libro.

Los intereses económicos de las empresas televisivas, cuya hegemonía se erige en el terreno político, social, educativo y desde luego económico, mantienen a los mexicanos entretenidos con contenidos de muy baja calidad educativa, cultural y formativa, y por el contrario, los mensajes de propuesta, están sustentados en cuatro ejes temáticos; violencia, amor, sexo y deportes.

 Finalmente deseo invitarles a disminuir el tiempo que dedican a la televisión para tomar una lectura, la que sea, la que les motive, y disfruten la maravillosa experiencia de adentrarse a las historias o tesis que los libros nos brindan.

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