lunes, 21 de mayo de 2012


El Gaviero

Transparencia y Orden Jurídico


Por Omar Williams López Ovalle


El avance democrático de México de las últimas dos décadas ha generado nuevos paradigmas que dan fortaleza a la vida institucional de nuestro país.  Uno de esos paradigmas es la transparencia que, con la modernización de nuestra vida pública, hoy cobra carta de naturalización y es un ingrediente sin el cual los mexicanos ya no concebiríamos la vida como lo hacemos hoy.

Transparencia y rendición de cuentas son instrumentos mediante los cuales se logra perfeccionar el estado de derecho, porque en esencia combaten la corrupción y fortalecen las funciones del Estado. Desde el punto de vista normativo, el modelo mexicano de transparencia es uno de los más aventajados del mundo, sin embargo, la falta de voluntad política en algunas esferas de gobierno, truncan la esencia misma de combate a la opacidad.
En nuestro país, el predominio del elemento político sobre el aspecto jurídico, ha trastocado en muchos aspectos, la vida de los mexicanos y sin duda alguna ha debilitado la visa institucional de las estructuras sociales reforzando esquemas de impunidad.

Persiste aún una acendrada cultura de  dirimir conflictos de forma política, dejando a un lado la legalidad, cuando debería de ser al revés; el adecuado cumplimiento de la norma da como resultado una vida institucional ordenada y respetuosa de los derechos de las personas, en una palabra pues, da entrada y cabida al estado de derecho, forjando lo que muchos teóricos llaman: Cultura de la legalidad.

El reto fundamental reside en el combate a la corrupción y  la impunidad que se han convertido en prácticas endémicas en el país. No hay una definición unívoca del concepto de corrupción. Tiene diferentes significados en las distintas sociedades. En todo caso la corrupción es un síntoma de que algo va mal.

En el mundo entero hay fenómenos de corrupción, pero en México la reproducción de ellos forma parte de la vida cotidiana.  En otras palabras, el predominio de lo político sobre lo jurídico en México no sólo pervirtió el funcionamiento de las instituciones componentes de un Estado de derecho, sino que además generó una cultura contraria al respeto y sincera observancia de la ley.  La máxima de cumplir la ley porque es la representación del interés general quedó sustituida por una idea común de que el más hábil es aquel que mejor burla la ley.

Y no falta razón a esta lucha maniquea en donde los malos parecen llevar la ventaja y pudieran ser modelos a seguir, de ahí la importancia de seguir fortaleciendo nuestros sistemas de transparencia, rendición de cuentas y el combate a la corrupción como el camino más seguro para institucionalizar en el país una forma distinta de convivencia social, pacífica y armónica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario