El Gaviero
Moderna Esclavitud
(25 de Marzo Día del Bicentenario de la Abolición de la Trata Trasatlántica de Esclavos)
Por Omar Williams López Ovalle
Me parece a mí una fecha perdida en el calendario internacional la del 25 de marzo en la que se conmemoran 200 años del fin de la venta de esclavos entre naciones. Y es que cuando escuchamos hablar de la esclavitud, nos remitimos a tiempos históricos en los que se comerciaba con las personas, se les explotaba, el amo podía hacer cualquier cosa con ellos y si en dado momento el esclavo dejaba de serle útil para sus propósitos, podría matarlo sin mayores implicaciones.
Sin embargo, hoy en pleno siglo XXI, cuando la mayoría piensa que la esclavitud es una época ya superada, en la realidad esto no es así pues han emergido nuevas formas de explotación del hombre por el propio hombre, de forma consentida, tolerada e incluso, en algunas regiones, de forma ya institucionalizada.
Por ejemplo, existen personas que se benefician explotando a diversos grupos humanos que se encuentran sin opciones de apoyo por parte de los gobiernos, generando las condiciones para que seguir acumulando dinero impunemente. Las repercusiones en la salud de las personas son evidentes, pero, a diferencia de otras épocas, el deterioro se muestra de manera especial en el ámbito psicológico.
Desde el punto de vista psicológico, las problemáticas se han acentuado debido al estrés (tensiones) que vivimos las personas en la actualidad: La presión, aunado a la pobreza y al limitado acceso a servicios de salud dignos, y al restringido acceso a la atención psicológica van deteriorando paulatinamente a la sociedad. Hoy los nuevos grilletes lo son el salario mínimo y las leyes laborales injustas que ponen en desequilibrio a los más débiles, paradójicamente los más débiles siguen siendo mayoría.
Pero las relaciones modernas entre el trabajo y el capital no son la única forma de esclavitud institucionalizada que define nuestra época, también lo es un problema que persiste desde hace siglos y que es la explotación sexual y el tráfico de personas. Lamentablemente esto es una realidad; grupos de criminales trafican con personas convirtiéndolas literalmente en esclavas, avasalladas por dinero a las más bajas expresiones de degradación humana frente a un Estado incapaz de contener, controlar y someter a los responsables del creciente y próspero negocio de la prostitución.
Los procesos judiciales son complejos, la tipificación de este tipo de delitos ofrece retos en muchos aspectos, incluso, hoy en día, no en todos los estados del país los códigos penales establecen el delito de la trata de personas, ello se explica que, incluso, hoy todavía esta forma de esclavitud vaya creciendo.
Los criminales comercian con mujeres niñas y niños alimentando la demanda de un creciente mercado llamado en ocasiones turismo sexual. Esas personas deben de venir de algún lado, son separadas por la fuerza de sus familias y llevadas a otros países para alimentar el apetito sexual de alguien y llenar los bolcillos de los criminales.
Detrás de las estadísticas de las personas desaparecidas están muchas esclavas y esclavos que están siendo empleados en esta industria, al amparo de personas sin escrúpulos que no les importa pisotear la dignidad humana y socavan la vida de personas inocentes.
De esta moderna esclavitud, la sociedad somos responsables, desde el momento en que somos tolerantes ante del delito mientras éste no afecte directamente a nuestros intereses, por ello, la sociedad en su conjunto y el gobierno, debemos cerrar filas en torno a hechos que en apariencia son normales pero que encierran en lo pernicioso de su cotidianeidad esta forma de explotación humana.
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