jueves, 26 de julio de 2012

El Gaviero "Democracia, ¿Para qué?"


El Gaviero
Democracia, ¿Para qué?

Por Omar Williams López Ovalle


La democracia es hoy una tendencia de las sociedades modernas que busca instaurar  un orden para el  mantenimiento de regímenes de libertades.  Sin embargo, esas libertades están acotadas por condicionamientos de carácter político, económico y cultural. La democracia, pues, como sistema de organización política, finalmente ni produce la libertad anhelada, ni la justicia, ni tampoco da de comer, entonces, ¿porqué persistimos en generar fases democráticas?

Este tema es objeto de análisis, discusiones y debates profundos en diferentes lugares, lo mismo en la cátedra que al seno de organizaciones políticas y de organismos de la sociedad civil preocupados por estudiar el fenómeno social. En todas las regiones del mundo, hay ahora arduas batallas filosóficas y políticas tratando de explicar las razones del porque, justo cuando más seres humanos viven bajo regímenes democráticos o en vías de, es cuando más miseria persiste y más infelicidad reina en la humanidad.

Solo para documentar un elocuente ejemplo: uno de los argumentos esenciales que los promotores del uso de la alteración genética de los alimentos, para aumentar el volumen de comida a costos más bajos y con el elevadísimo precio de alterar el orden natural de las cosas, fue precisamente que los alimentos transgénicos acabarían con el hambre en el mundo, pero la realidad es otra, los alimentos son cada vez más escasos, su precio más elevado, por ende, menos accesibles para millones de habitantes en el mundo.

La democracia, la tan  anhelada democracia, se ha instalado en muchas regiones del mundo, pero ni la justicia, ni la paz, ni la concordia, ni el bienestar, ni los beneficios de los adelantos tecnológicos han llegado para todos.  No existe pues un referente concreto por el cual hoy las naciones deban persistir en instaurar o avanzar en acabar estos modelos, simplemente porque no existe una garantía de respeto a las libertades individuales de las personas.

Las sociedades cuyos modelos democráticos son más acabados, enfrentan serios retos para la sustentabilidad del esquema de organización política, social y económica. Las manifestaciones de inconformidades sociales van en creciente y la gobernabilidad se reduce.  
  
En el caso de México, el modelo de transición esta, como cada seis años, a prueba. El mundo verá con sus propios ojos el regreso de un partido político que gobernó por décadas después de la Revolución y vuelve a gobernar con un modelo cada vez más acotado por los límites constitucionales, para muchos, una camisa de fuerza, para otros, su regreso consolidará los profundos cambios iniciados incluso hace más de 20 años.

Independientemente del partido que gobierne, el reto  consiste en construir o fortalecer, según sea el caso, los cimientos necesarios para asegurar la estabilidad de la construcción democrática. 

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