martes, 27 de noviembre de 2012


El Gaviero



Derechos Humanos y el nuevo gobierno




Por Omar Williams López Ovalle


A solo unas horas del relevo presidencial, las y los mexicanos estamos atentos a la transición de poderes y con esa transición el inicio de un nuevo sexenio cuyas expectativas políticas, económicas, sociales, culturales y de respeto a los derechos humanos son muchas y muy elevadas.
Ahora, todas las fuerzas políticas tienen una gran responsabilidad frente al país, de contribuir y respaldar las iniciativas del nuevo gobierno desde sus particulares ámbitos de competencia e influencia, en la medida de que esas iniciativas tengan por objeto generar mejores condiciones de bienestar y de oportunidades para las personas.
Los mexicanos, a partir del primero de diciembre, queremos menos discusiones políticas estériles y más hechos, más obras. Menos pugnas por el poder y más acciones concretas de beneficio para la gente.
Las diferentes fuerzas políticas del país están obligadas a contribuir a la edificación del México de las instituciones; estamos obligados a brindar la contribución necesaria para generar aquellos consensos que tengan por objeto el derramar amplios beneficios, sobre todo a aquellos que menos tienen. Es tiempo de dejar posturas sectarias, particulares, para dar paso a la era de los grandes consensos.
Nadie de opone, por ejemplo, a que el país recupere la paz para vivir con tranquilidad y para que podamos enfocarnos en el desarrollo, la justicia social, el crecimiento económico y la generación de empleos.
Nadie nos oponemos a contar con una educación de calidad o a disponer de mayor cobertura en servicios de salud, o a la recuperación del poder adquisitivo del salario.
Desde luego que queremos, exigimos, equidad de género y atención sensible y eficaz a los grupos más vulnerables. En suma, queremos oportunidades de desarrollo para todos, equidad en la competencia, generosidad en la colaboración.
De lo que hoy la sociedad está convencida que nada de lo anterior podremos obtener si no existe explicita y claramente evidente respeto a los derechos humanos. Nuestra organización social, política y económica es cada vez más exigente del respeto de los derechos humanos.
Las modificaciones a nuestra constitución concretadas el año pasado aseguran a todos y cada uno de los mexicanos y de quienes habitan en nuestro país, que sus derechos están por encima de cualquier otro tema.
Sin duda éste será uno de esos enormes retos que tiene frente así la nueva administración federal que a decir de las señales enviadas en la víspera de que asuma el poder, parece dar pasos acertados en el tema del respeto a los derechos fundamentales.
Seguridad ciudadana, paz social, alto a la violencia, si, pero con pleno respeto a los derechos humanos. Ardua tarea no solo de un presidente sino de toda una nación como lo es México.

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